MEDICINA CUANTICA

La Actual Crisis de Conciencia por el Dr. Alonso Puig

by on Ago.10, 2010, under Entrevistas, La Conciencia, Los Místicos, Medicina, Psicología, Tributo a los Héroes

Volvemos al Dr. Mario Alonso Puig porque está siendo todo una referencia últimamente en el mundo médico y empresarial por establecer fuertes eslabones entre las emociones y el bienestar físico; por alertarnos sobre el diálogo interno que mantenemos en el estresante transitar diario y del que se enteran cada una de las cien trillones de células reincidiendo en el sistema inmune.  Es uno de los pioneros en el campo de la medicina (occidental) la cual se orienta a examinar el organismo desde el punto de vista físico ignorando atenuantes como el peso que ejercen los pensamientos, emociones y los patrones espirituales que cada cual gestiona en su día a día.   Opina que la causa de mayor sufrimiento es  «la pérdida de la realidad interior, la desconexión con nuestra auténtica naturaleza, con esa esencia de amor y consciencia».  A continuación la entrevista que recientemente concedió a la Fundación Ananta.

«Antes de empezar la Facultad en la que se licenció como médico cirujano en la Universidad Complutense de Madrid, había leído en un libro del catedrático Pedro Laín Entralgo que en la Grecia del siglo IV antes de Cristo conseguían curar a través de la palabra.

Durante la carrera, en cambio, no vio ni una sola pauta sobre cómo comunicarse siquiera con los enfermos.

Mario Alonso Puig (Madrid, 1955), que no tenía en su familia tradición de médicos y que fue empujado a la profesión por una genuina vocación de ayuda a mitigar el sufrimiento ajeno, comprobó durante los veintiséis años en los que ejerció como especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, el efecto curativo de las recomendaciones que daba a sus pacientes, muy ajenas en ocasiones a administración de medicamentos o hábitos alimenticios. Desde ahí, pasar a dedicarse a dar cursos y conferencias sobre liderazgo fue un tránsito natural.

En esta entrevista con Fundación Ananta, que coincide con la presentación de su último libro Vivir es un asunto urgente, (Ed. Aguilar), Alonso Puig sintetiza su fe en la dimensión espiritual del hombre con la afirmación de que: en esencia, somos consciencia y amor. Sin embargo, recubierto como está ese núcleo de un inexplicable sentimiento de incapacidad, nos inventamos un personaje, una tercera capa forzosamente externa, que se afana en ocultar y distorsionar las culpas oscuras que genera esa impotencia.

Autor también del libro Madera de Llíder, su conocimiento científico le permite argumentar con una fuerza incontestable por qué los estados de miedo y tensión no dejan lugar para desplegar recursos creativos ni productivos, ni para crear equipo, y por qué una empresa saludable en su aspecto humano podría afrontar una crisis con la mayor garantía de éxito. Y defender con igual convicción que cuando consideremos al hombre como un fin en sí mismo veremos resortes nuevos para generar verdadera abundancia y que, de la crisis, surja algo verdaderamente nuevo.

En esa línea, un líder, a su juicio, no figura necesariamente con un cargo orgánico en el staff de una empresa. Se distingue, en cambio, porque inspira, moviliza e ilusiona; ayuda a identificar y perseguir los sueños. La calidad del liderazgo es, asegura, una especial disposición a servir.

Hay quien dice que generar miedo es rentable ¿Qué opina?

Más que mi opinión, hablo de los descubrimientos de la ciencia médica. El cerebro, tiene una parte denominada área prefrontal, que es especialmente importante cuando reflexionamos, buscamos alternativas y somos creativos. Para que funcione bien, tiene que tener un buen riego sanguíneo. Se ha podido fotografiar con resonancia funcional magnética, que ante una situación emocional de angustia o de sentimiento de soledad o abandono, hay un cambio súbito en el riego del cerebro y empieza a activarse la parte dedicada a defendernos contra peligros físicos, y que sólo tiene tres respuestas: ataque, huida o bloqueo. Eso es útil ante la amenaza de un depredador, pero no ante un reto profesional. Tenemos el soporte de la neurociencia: señores, cuando la gente es feliz, produce más.

Es normal que surjan tensiones en tiempos de crisis.

Una cosa son las circunstancias y otras las condiciones. Es precisamente cuando hay más presión fuera, cuando necesitamos generar mayor armonía dentro, porque es lo único que puede ayudarnos a hacer frente a los desafíos; para eso hay que inspirar a las personas para que empiecen a desplegar lo que tienen de su interior y no ser el único en generar ideas. Quien ocupe el puesto más humilde puede ser el único en ver algo que los demás no ven desde sus atalayas, pero si no se siente escuchado, ¿cómo va a querer hacer suyo el proyecto?

La crisis que vivimos no es solo económica, es fundamentalmente de confianza. No sólo de unas instituciones hacia otras, sino frente al propio modelo y forma de ver las cosas: la depresión aumenta a un ritmo impresionante, y afecta además a gente cada vez más joven. El consumo de ansiolíticos y antidepresivos en España, se ha multiplicado por cuatro en los últimos diez años. Indica algo profundamente incorrecto y no una crisis financiera, sino de confianza, de consciencia. Podemos vivir de manera diferente; para crear posibilidades y beneficios no tenemos que dejarnos la salud ni la familia en el camino.

¿Hay salida?

Estoy convencido de que si cada uno de nosotros, desde la reflexión particular, empezáramos a ver a las personas como un fin en sí mismas y no como medios para conseguir cosas, encontraríamos recursos donde no se nos ocurre que existen: seríamos mucho más eficientes, aprovecharíamos mejor las cosas, compartiríamos mejor la información. Nos creemos que el Universo es un sitio profundamente escaso. Lo que es escaso es nuestra mentalidad pequeña y de ahí no puede salir un mundo abundante.

Estamos en un momento fascinante de la historia, porque de la herida que se está generando va a salir una nueva forma de ver las cosas, un entendimiento distinto de nuestras relaciones con los demás y con la naturaleza, y vamos a poder generar espacios de abundancia donde no se están generando. Es otra vía, con ambición sana, no avaricia, que es insaciable. Será un nivel de consciencia que acabe con esta angustia por la avidez de tener en lugar de ser. El dinero es un medio, no un fin como se ha pretendido. Necesitamos cosas para vivir, pero el fin es el hombre.

¿Qué recomienda a un directivo para avanzar en esa dirección?

Cuatro cosas: reconocer a las personas sus esfuerzos y dificultades, agradecer su trabajo, felicitar sus éxitos y, luego ya sí, informar de las cosas que tienen que ser mejoradas; pedir más desde la inspiración y exigir menos desde la orden. El verdadero líder genera el clima de inspiración, de escucha, de tendencia a mejorar, y no reacciones a la defensiva.

¿Y a los trabajadores de a pie, que les aconseja?

Que prefieran un líder que un jefe, que dejen de ser víctimas y de criticar, que vean su protagonismo y que se conviertan también en verdaderos líderes. Ser líder no tiene que ver con el rango, sino con la capacidad de ver lo mejor de cada uno, de movilizar, ilusionar, hacer soñar y perseguir los sueños. El verdadero líder es el que inspira a su alrededor; puede ser el presidente de la organización pero no tiene por qué. El liderazgo es fundamentalmente una disposición a servir.

Es muy importante asumir ese protagonismo; el victimismo permite tener excusas y cuando empezamos a abandonar las excusas, empezamos a generar resultados.

Hay factores más importantes que ése en la gestión empresarial…

Cuando hablamos de personas, de alegría, de motivación, tendemos a catalogarlo de soft, y consideramos hard los números, estrategias, resultados, como si fuera lo que de verdad cuenta. La diferencia es que lo hard se puede medir y lo soft se puede sentir. Pero al final te das cuenta de que lo que verdaderamente dispara los números es precisamente la ilusión, el compromiso, la determinación la persistencia y la paciencia de su gente.

Conocí a un director general que multiplicó por cuatro los resultados de su empresa con la sola herramienta de buscar lo mejor para cada trabajador, que se sintiera motivado y responsable, sin lograr en cambio convencer al presidente del grupo de que ésa había sido su única estrategia.

Es natural estar un poco a la defensiva; el miedo existe…

En su discurso de toma de posesión como presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, parafraseando a la norteamericana Marian Williamson dijo que el ser humano tiene más miedo a su luz que a su oscuridad. Cuando nos aferramos a una imagen de nosotros mismos que es incompatible con nuestra luz, la propia imagen tiene miedo a morir y prefiere jugar a lo pequeño que arriesgarse a encontrar lo grande. Es como si la imagen llegara a tener su propia vida y su propio deseo de mantenerse, sea como sea. Se llama identidad, es la mente del ego.

¿Se están dando las circunstancias para que todo cambie?

Los humanos solemos hacer los cambios o por inspiración o por desesperación. Si tocamos fondo, va a salir una nueva forma de ver las cosas, mucho más ética, más auténtica y más bella. Puede ocurrir que en este momento estemos sensibles a mensajes de inspiración sin necesidad de tocar fondo, sería lo ideal, Lo frecuente es que con nuestra arrogancia y nuestra autosuficiencia no cambiemos hábitos hasta que no nos demos un porrazo. Pero si hacemos nuestro alguno de los mensajes inspiradores y empezamos nuestra transformación, no tengo duda: avanzaremos hacia un mundo muchísimo mejor.

Hay ejecutivos de éxito que practican espacios de silencio al comienzo de sus reuniones.

Me parece un acierto. Acudimos a reuniones desde estados mentales diversos y todo lo que sea centrarse ayuda a la eficacia. Es una forma de autogestión emocional. Estamos permanentemente sometidos a cosas que nos tensionan, que nos sacan de nuestro centro. Pararse no es una pérdida de tiempo sino una magnífica inversión del tiempo.

¿Qué hay en ese centro?

Ahí está nuestra esencia: nosotros, en esencia, somos consciencia y somos amor, que es el origen de todo. Pero lo tapamos con el temor de no ser suficientemente buenos, inteligentes, capaces. Como eso es tan poco lucido a la hora de enseñarlo porque nadie quiere dejarse ver sintiéndose incapaz, construimos otra capa que es el pretender ser. Es alucinante la cantidad de energía que consumimos manteniendo estas dos capas. No se nos ocurre pensar que en nuestro interior más profundo somos seres completos… algo en nuestra historia nos hizo generar una creencia limitante sobre nosotros.

Su discurso suena espiritual pero difícil de encuadrar.

Después de muchos años viajando, conociendo y estudiando el funcionamiento de la mente, me he dado cuenta de que hay una ayuda muy superior a la que se consigue desde la psicología. Existe un universo que nos adora y con el que no tenemos nada que temer; está deseoso de ayudarnos, de que nos abramos a él. Todas las técnicas y ciencias son necesarias pero hay una dimensión del ser humano que se pone en marcha cuando nos abrimos a lo que nos trasciende. Cuando pido con humildad ayuda para sanar partes de mí que se sienten heridas, acepto que no sé gestionar los motivos que generan determinada reacción en mí o en los otros, y me abro a lo que venga, empiezo a sentirme en calma y empiezo a ver las lecciones de cada momento.

Eso es fácil sólo si alrededor existe la misma intención.

Veremos cosas correctas e incorrectas. Pero si me quiero entrenar en amar al ser humano, el entrenamiento no es con las personas llenas de dulzura y amabilidad. Quien me lo pone difícil me ayuda a generar condiciones en mi interior que parten de mi libertad, no simplemente reaccionando, y de ahí surge una fuerza real,

Encaja con el mensaje cristiano.

Mi principal referente espiritual es Jesucristo; para mí, es el hijo de Dios. El hecho de que le estén destrozando y lo único que pida es que se les perdone porque no saben lo que están haciendo, es difícil de igualar. También, he encontrado referentes preciosos, como el del budismo, con el Sakiabuni Buda, el Taoismo, con Lao Tse, o como Rumi, dentro del Sufismo. Hay mensajes llenos de hermosura y belleza hablando de lo mismo aunque pertenezcan a mundos tan distintos. Eso quiere decir que podemos estar unidos, que las diferencias son de la mente, no de la realidad.

También cita la sabiduría indígena americana

Los nativos norteamericanos o del Amazonas, han sido capaces de llegar a una comprensión muy profunda de la naturaleza; los mensajes de los Lakota, o los Navajo podrían ser los de un místico. Ellos hablan de la hermana gacela y el hermano alce, como San Franciso de Asís.

La espiritualidad y la religión, ¿ayudan siempre? ¿Qué las diferencia?

Religión viene de religar, volver a unir; es un intento de volver a unir la naturaleza dividida del ser humano con la naturaleza universal de la que procede. En algún momento, esa unidad que formábamos percibimos que se rompió y entonces ya no éramos una unidad sino entes separados y eso llenó nuestra existencia de sensaciones de desesperanza, vulnerabilidad, soledad. La espiritualidad es el camino para esa integración porque permite ver al resto de los seres humanos, no como extraños, ajenos y distantes, sino como cercanos; es el avance hacia superar e integrar, no separar y herir.

Ocurre que en las religiones intervienen las personas, y las personas ajustamos a nuestra forma de ver las cosas las imágenes que se nos escapan, como lo es un universo de amor y consciencia; por eso la espiritualidad no tiene por qué corresponder a una religión. Hay personas en el catolicismo, el Hinduismo, o el sufismo, que son muy espirituales y otras que no lo son en absoluto, porque no ven en la otra persona a un hermano. Para discernir la diferencia yo propondría la siguiente pregunta: ¿Estoy viviendo la religión en base a palabras y a ritos o en base al amor?
En igual sentido, hay personas que no han pertenecido nunca a ninguna religión y sin embargo tienen un grado de espiritualidad inmenso, desde el momento en que mejoran la vida de los demás.

Lo explica también con San Francisco de Asís

En todas las religiones hay mensajes a los que no prestamos la atención que merecen: San Francisco de Asís fue una persona verdaderamente singular. El dijo: “Busqué a Dios y no lo encontré; me busqué a mí mismo y tampoco me encontré”. Y luego dice: “busque a mi hermano y encontré a los tres”. Quiere decir que cuando buscas de corazón a otra persona, de forma inevitable aprendes de ti y sientes también más amor por ti. Y en esa relación con el otro, si lo que está presente es el amor y Dios es amor, es Dios quien está presente. Nos pasa que olvidamos estos mensajes y construimos la espiritualidad mucho más alrededor de la culpa, que de lo que hay que hacer.

 

¿Realmente tiene tantas implicaciones ese tipo de coincidencias entre filosofías?

Creo que nos tiene que sacudir por dentro. Si además vemos las últimas investigaciones en física cuántica, nos daremos cuenta de hasta qué punto expresan, desde la ciencia, lo que esta gente explicó a nivel filosófico: que cuando nos acercarnos a la materia de una manera más honda, somos más conscientes de hasta qué punto nuestra percepción no nos deja ver la realidad.

¿Qué tiene que ver su ocupación vinculada al managemente con su carrera de medicina?

Mi familia carece de tradición médica y elegí la carrera de medicina exclusivamente por una razón, que creo que nos mueve a todos de un modo u otro: reducir el sufrimiento humano; encontré que era un camino claro y directo.

Curiosamente, antes de entrar en la carrera cayó en mis manos un libro de historia de la medicina, escrito por un gran catedrático que tuvimos en España, Pedro Laín Entralgo. Yo sólo recuerdo la página que describía cómo algunos médicos griegos en el siglo IV antes de Cristo conseguían curar a través de la palabra. Jamás lo habría imaginado. Ellos activaban con la palabra los recursos curativos del propio enfermo. Como no era una ciencia porque no entendían lo que pasaba, lo llamaron “arte médico”. Me impactó. Pensé que, sobre todo, tenía que aprender a comunicarme con los enfermos, era fundamental.

Pero en la Facultad no había ni media hora del currículum dedicada a hablar de la relación médico-enfermo. Así que me dediqué a estudiar por mi cuenta, como una carrera paralela, y llegué a la psico-neuro-inmunología, que demuestra el impacto de los pensamientos en la salud. Y no solo a la salud: a la eficiencia, a la inteligencia, a la imaginación y a todo.

¿Tan importante es la comunicación?

Es increíblemente potente; no quiere decir sencillamente hablar; hay gente que habla mucho y no comunica nada y hay gente que habla muy poco y comunica una barbaridad. Comunicar es la capacidad de llegar y la capacidad de entender lo que está más allá de lo aparente.

¿Recuerda algún caso ilustrativo durante su experiencia como médico?

Recuerdo el caso de una persona que llevaba tres años con la medicación más potente, sin que se le curaran los dolores, la acidez y los reflujos y charlando descubrimos que tenía una relación muy difícil con su jefe. Y le sugerí algo tan aparentemente tontorrón como que le sonriera. Aunque se resistía a aceptar la sugerencia, cedió como un experimento, a la vista de que no parecía haber más recursos ortodoxos. En dos semanas se le quitó por completo el dolor. Tanto, que me dijo que iba a venir toda la oficina.

¿Sólo por sonreír?

Antes, cada vez que veía a su jefe, tenía un diálogo interno que era capaz de alterarle el funcionamiento del tubo digestivo. La sonrisa es incongruente con un mensaje así; en ese pulso gana la actitud que persevere más tiempo. Cuando paró esa conversación negativa, su estómago paró de chillar. Pero no solo eso: su jefe empezó a cambiar a su vista. No nos damos cuenta, pero cuando no soportamos a alguien, en lugar de ayudar a que se corrija, contribuimos a que esté cada vez peor, para tener razón y poder seguirle criticando.

Fue la puerta a su dedicación actual

A la vista de los resultados, algunas personas me dijeron que cómo no llevaba esto a las empresas; yo al principio no me veía ni lo entendía, pero me interesó investigar ese campo y acabé compartiendo mi experiencia con una Escuela de Negocios donde había hecho un master y les pareció interesantísimo, así que poco a poco fui dando cursos, conferencias, hasta que dejé completamente la cirugía a la vista de la dedicación que me requería esta nueva faceta, perfectamente compatible con mi comprensión de la medicina.

¿Cuál es la principal fuente de sufrimiento?

La pérdida de la realidad interior, la desconexión con nuestra auténtica naturaleza, con esa esencia de amor y consciencia.

¿Y qué hace falta para que eso se exprese?

Cuando dejamos a un lado la arrogancia y la vanidad, el universo actúa a través de nosotros y permitimos que los milagros puedan suceder. El científico Albert Einstein decía “en la vida, todo es un milagro o nada es un milagro”. No es que al amor le falte fuerzas, sino que tiene en cuenta nuestra libertad, también cuando la utilizamos para construir barreras contra él. Cuando elegimos querer de forma constante y continua y tratar a los demás como nos gustaría ser tratados, ese poder es tan grande que es capaz de derretir antes o después, cualquier barrera.

Yo intento transmitir el mensaje de que los seres humanos tenemos sistemas preciosos de autocorrección y sanación que muchas veces ignoramos porque estamos buscando todas las respuestas fuera y no se nos ocurre que algo tan bello y tan potente esté dentro de nosotros.

¿Encuentran resonancia en los medios de comunicación mensajes así?

Hay actos multitudinarios con mensajes de luz, de claridad, de esperanza hacia los que cada vez hay más gente interesada y no se transmiten en los medios de comunicación. Por supuesto que tienen que prestar atención a la actualidad, pero también al mundo que es posible crear, a eventos que hablan de ilusión y empuje por generar nuevas posibilidades, sería una inmensa colaboración en esa dirección favorable para todos».

FUENTE: http://www.naturallink.org/index.php/entrevistas/128-entrevistas/446-mario-alonso-puig-qlider-no-es-quien-manda-sino-quien-inspiraq.html

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