MEDICINA CUANTICA

El Ámbito no Circunscrito por Deepak Chopra

by on Nov.17, 2009, under General, La Conciencia, La Física, Los Campos Energéticos, Medicina Natural, Merodeando en Libros

Una de las primeras terapias que hacemos en el SCIO es el equilibrio de la polaridad magnética. En la siguiente entrada Deepak Chopra explica la importancia del los ritmos electromagnéticos, dentro del cuerpo cuyo motor es el corazón y fuera de él, en relación a los ritmos del planeta. Seguimos publicando información que nos ayude a entender las frecuencias vibracionales, el nivel de existencia en el ámbito virtual y las implicaciones que todo esto tiene con nosotros. Este artículo es una continuación de la entrada, “Entender la naturaleza de los tres niveles de existencia” publicada en este blog el 14 de octubre.

“Todas las células del cuerpo parten de una sola. Ésta se duplica y se duplica, y en algún momento las células experimentan un proceso de diferenciación. El cuerpo humano tiene unos 250 tipos diferentes de ellas, desde la célula adiposa, simple y esférica, hasta la nerviosa, fina y ramificada. Los científicos aún no tienen idea de cómo es que una sola célula termina dividiéndose en tantos tipos diferentes de células, capaces de organizarse para formar del estómago, el cerebro, la piel, los dientes y todas las demás partes altamente especializadas del cuerpo.

Además de cumplir su tarea específica en el cuerpo, cada célula realiza millones de cosas cada segundo, sólo para mantenerse en funcionamiento: elaborar proteínas, ajustar la permeabilidad de su membrana y procesar nutrientes, por nombrar algunas. Asimismo, cada una debe saber exactamente qué están haciendo todas las demás, pues de otro modo nos desmoronaríamos. El cuerpo humano sólo puede funcionar si opera sincrónicamente y esto ocurre a través de la correlación no circunscrita [el tercer ámbito de la existencia] ¿De qué otro modo podrían 100 trillones de células —cada una haciendo millones de cosas cada segundo— coordinar actividades para sostener a un ser humano viviente? ¿De qué otra manera podría un cuerpo humano generar pensamientos, eliminar toxinas, sonreír a un bebé —o incluso hacer un bebé—, todo al mismo tiempo?

Si quiero mover los dedos de mis pies, primero necesito el pensamiento de que deseo hacerlo. Éste activa mi corteza cerebral, la cual envía un impulso nervioso a mis piernas a través de la espina dorsal y mueve mis dedos. Esto es milagroso. ¿De dónde salió el pensamiento? Antes de éste no había energía, pero tan pronto como tuve el pensamiento y la intención de mover los dedos, en mi cerebro se generó una tormenta electromagnética controlada que se transmitió a través del nervio y que lo hizo segregar cierta sustancia química. Entonces mis dedos se movieron. Ése es un fenómeno muy lineal, mecánico y fecal, excepto por esa primera parte, el pensamiento que originó todo: ¿Cómo generó el cerebro la electricidad? Los científicos entienden los mecanismos del cuerpo: potencial de acción, neurotransmisores, contracciones musculares y todo eso, pero ninguno puede demostrar a través de la experimentación de dónde proviene el pensamiento. El pensamiento no puede verse, pero sin él estaríamos paralizados. Si no hay pensamiento no hay movimiento. De alguna manera nuestra conciencia se convierte en información y energía. ¿Dónde ocurre esto? La respuesta es que el pensamiento se origina en el ámbito virtual.

(…) El cuerpo realiza cerca de un millón de tareas para recuperar el nivel normal de azúcar, y ésa es sólo una de las funciones que ocurren simultáneamente. Nada de esto podría ocurrir sin una comunicación no circunscrita, sin que la información se correlacionara a una velocidad mayor a la de la luz, fuera de los limites de la física común. Se ha dicho que está comunicación no circunscrita se establece por la resonancia de la actividad eléctrica del corazón. El corazón tiene un marcapasos que lo mantiene latiendo aproximadamente 72 veces por minuto. Este marcapasos emite una señal eléctrica que provoca la contracción mecánica del corazón. Siempre que hay una corriente eléctrica existe un campo electromagnético que la rodea —los campos electromagnéticos son básicamente fotones que se comportan de determinada manera—. Así pues, el corazón emite, con cada latido, su energía electromagnética al resto del cuerpo. Incluso lo emite fuera del cuerpo (si lo amplificáramos, otras personas podrían recibir las señales). La energía se transmite por todo el cuerpo. De este modo, el corazón es el oscilador principal del cuerpo, dueño de un campo electromagnético propio. El corazón genera un campo de resonancia que provoca que cada célula del cuerpo esté inmersa con las demás, por lo que todas están sintonizadas sincrónicamente.

Las células que están dentro del mismo campo de resonancia bailan al mismo son. Las investigaciones muestran que cuando pensamos creativamente, nos sentimos tranquilos o estamos enamorados, estas emociones generan un campo electromagnético coherente que se transmite al resto del cuerpo. También crean un campo de resonancia en el que cada célula del cuerpo se acopla a las demás. Cada una sabe qué están haciendo las demás porque en realidad todas hacen lo mismo, aunque expresen eficientemente sus funciones específicas: las células estomacales elaboran ácido clorhídrico, las células inmunológicas generan anticuerpos, las células pancreáticas producen insulina, etcétera.

En un cuerpo saludable, esta sincronicidad manifiesta una regulación perfecta. Las personas saludables están firmemente atrapadas en estos ritmos. Cuando hay una enfermedad es porque uno de los ritmos se perturbó. El estrés es lo que produce más trastornos. Si estamos estresados o nos sentimos hostiles, perdemos el equilibrio del cuerpo. El estrés interrumpe la conexión no circunscrita con todo lo demás. Cuando experimentamos un malestar (mal-estar) es porque alguna parte de nuestro cuerpo está empezando a constreñirse, porque se está saliendo del campo de inteligencia no circunscrita.

Hay muchas emociones que pueden perturbar el campo electromagnético del corazón, pero las que se han documentado con más precisión son la ira y la hostilidad. Una vez que se interrumpe la sincronización, el cuerpo actúa de manera desintegrada. El sistema inmunológico se inhibe, y esto acarrea problemas como mayor susceptibilidad al cáncer, las infecciones y el envejecimiento acelerado. Este efecto es tan marcado que los animales pueden percibirlo. Un perro ladrará y actuará con fiereza en presencia de una persona que alberga hostilidad. A dondequiera que vayamos, transmitimos lo que somos en este nivel íntimo.

Pero nuestra conexión con la inteligencia no circunscrita no termina en los límites corporales.  Al igual que el cuerpo, el Universo mantiene un equilibrio que se manifiesta a través de ritmos o ciclos. Mientras viaja alrededor del Sol, la Tierra crea los ritmos estacionales. El invierno se convierte en primavera, las aves migran, los peces buscan sus sitios de desove, las plantas florecen, los árboles echan brotes, los ñutos maduran, las aves empollan. Ese simple cambio en la naturaleza, esa
ligera inclinación del planeta, inicia una cascada de acontecimientos no circunscritos. Toda la naturaleza actúa como un solo organismo. Incluso las personas se sienten diferentes en cada estación; algunas tienden a deprimirse en invierno y a enamorarse en primavera. Desde el punto de vista bioquímico, ciertos cambios corporales corresponden al movimiento del planeta. Toda la naturaleza es una sinfonía y formamos parte de ella.

Conforme la Tierra gira sobre su eje, nos da los ritmos circadianos. Las criaturas nocturnas despiertan en la noche y duermen durante el día. Las aves buscan alimentos en horas específicas del día, llamadas horas de aves. Nuestros cuerpos también están sincronizados con los ritmos diurnos. Yo paso la mayor parte del tiempo en California, y sin un esfuerzo consciente de mi parte, mi cuerpo se adapta al ritmo californiano de acuerdo con mi zona horaria. Mi cuerpo empieza a anticipar el amanecer, lo que me permite despertar aproximadamente a la misma hora todos los días, y se desacelera en la noche, lo que me ayuda a prepararme para dormir. Durante el sueño, el cuerpo permanece activo; nos lleva a través de varias etapas de sueño y modifica las ondas cerebrales. Las hormonas que controlan y regulan las distintas funciones del cuerpo siguen produciéndose y secretando, pero en cantidades diferentes a las de la vigilia. Cada célula continúa con su millón de actividades distintas mientras la totalidad del cuerpo desarrolla su ciclo nocturno.

Nuestro cuerpo tiene en ochenta por ciento la misma composición química que el océano, sigue influido por la fuerza de las mareas. Todos estos ritmos, diurnos, lunares y estacionales están sincronizados entre sí. Hay ritmos que están dentro de otros, y estos a su vez están dentro de otros. Todos estos toques de tambor resuenan alrededor y dentro de nosotros. No somos ajenos al proceso; somos parte de él, palpitamos con el latido del Universo. La inteligencia no circunscrita está dentro y alrededor de nosotros. Es espíritu, el potencial a partir del cual surge todo. Es la base de nuestro ser; carece de dimensiones, volumen, energía y masa, y no ocupa espacio. Tampoco existe en el tiempo.

Todas las experiencias son proyecciones localizadas de esta realidad no circunscrita, la cual es un potencial singular, única Aquí todo es uno e inseparable. En este nivel más profundo de realidad eres esta inteligencia no circunscrita, un ser universal que se observa a través de un sistema nervioso humano. Así como el prisma divide un rayo de luz en los colores del espectro, la inteligencia no circunscrita, al observarse a sí misma, separa una realidad única en una multitud de apariencias.

Piensa que el Universo es un organismo único y enorme. Su vastedad es una realidad de la percepción. Aunque veas un gran estadio de fútbol con miles de personas dentro, el fenómeno real es un pequeño impulso eléctrico de tu cerebro que tú, el ser no circunscrito, interpretas como juego de fútbol. El Yoga Vasishta, un antiguo texto védico, afirma: «El mundo es como una gran ciudad reflejada en un espejo». Del mismo modo, el Universo es un enorme reflejo de ti en tu conciencia.
Es, en pocas palabras, el alma de todas las cosas».

FUENTE: Sincrodestino de Deepak Chopra


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