MEDICINA CUANTICA

El Enamoramiento y la Mecánica Cuántica

by on Ago.15, 2011, under Bloguero Destacado, Cuántica, La Conciencia, La Física, Psicología

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Me ha gustado mucho uno de los comentarios de un artículo de Eduard Punset sobre le Mecánica Cuántica (M.C.)  En él, Punset debate sobre algunos de los principios de la M.C. como el entanglement o entrelazamiento cuántico y lo aplica al enamoramiento.  El artículo publicado en marzo del 2011 generó todo tipo de comentarios, la mayoría fascinados con la temática y algunos procedentes del ala férrea de la ciencia tildaldo de barbarie. Estilo: ¿Como es posible que Punset haga referencia a elementos psicológicos como efectos dinámicos de la teoría cuántica?  ¡No se puede aplicar eso a la ciencia!  Y yo me pregunto, pero si está probado que todo en la vida está compuesto de partículas subatomicas que se comportan bajo ciertos principios (probados a lo largo del siglo pasado), entonces el ser humano se comporta igual, se haya demostrado ya por el cientifismo o no.  Y entiendo que los procedimientos científicos toman su tiempo, son necesarios y todo lo demás, pero esto para mi cae por su propio peso.  Todo está hecho de estas divertidas partículas aunque al cerebro le cueste entender aquello que lo compone. Esto es muy comprensible. La validación del efecto de los principios cuánticos en el ser humano mediante el método científico es una cuestión de tiempo.  Nada más.

Elijo entre los contertulios del artículo de Punset a Balsa porque considero que aporta en sus argumentos.  Y los fieles seguidores de la cuántica estamos siempre listos a comprender un poquito más, el aspecto más práctico de la MC y su aplicación a la vida diaria.

«Mmmmmmuh… (A ver si sé lo que digo). Si la mecánica cuántica nos dice que las cosas son, ¡vaya!, NO son tal y como las percibimos, sino que el cerebro construye nuestra realidad perceptible (bueno, ya sabíamos que nos engaña este cerebro), esta cuántica dice que ¿la realidad es probabilidad? al “observarla”. Y al observarla “hago” que existan las cosas. Al hacerlo, puedo percibirlas literalmente mediante los sentidos y puedo demostrar que existen, pero… al hacerlo, perturbo su estado natural y real (“desnuda”) porque el cerebro modifica (interpreta) la realidad a su manera y, por tanto, se crea la ilusión de algo que no es real (la ropa). La realidad de lo que percibimos, que no es exactamente como Es en realidad (desnuda), se disfraza ante los ojos (“vistiéndose”); pero si se deja de “observar” su “aspecto” real se muestra tal cual es en verdad (“desnuda”). ¿Cómo saber que lo que es, es realmente la realidad verdadera de lo que existe, si cuando se mira cambia? (Igual que la persona enamorada delante de su amor, esta se transforma cuando su amante observa… Será por eso que el amor cambia a las personas mientras están enamoradas). ¿Pero es entonces la ropa, porque es lo que observamos, lo real de la realidad de las cosas? Bueno, pues esa posibilidad de que no lo sea, es la incertidumbre (que mediante experimentos descubren los científicos cuánticos que no hay ropa, sino que está desnuda, pero que se viste y se desnuda, por lo que está vestida… incluso sin tener ropa)… del pensamiento de la mecánica cuántica.

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Si hablas de mecánica cuántica y, por tanto, de cómo funciona el universo, sobre todo a nivel subatómico y las fuerzas que impulsan a las partículas de las que está hecha toda materia, es inevitable hablar del cerebro, supongo que porque es el nexo de unión entre el universo y las consciencia de lo que somos.

Si la realidad está en el cerebro, por lo de la física y la química… y si la alusión es una perífrasis -un andarse por las ramas o adivinanza- literaria para poner en contacto una noción (un conocimiento común y elemental a todos, como lo que sabes o se sabe del cerebro y las leyes clásicas que rigen el universo), la alusión de la que no te das cuenta (y salvo que yo no me equivoque pues la mecánica cuántica me concede el principio de incertidumbre y la posibilidad también de acertar) se refiere a la relación del funcionamiento del cerebro y el funcionamiento de la materia explicado desde la mecánica cuántica: una “actual” manera de entender -o querer entender- el funcionamiento de las cosas, incluida la consciencia; podría ser que quien maneje la consciencia sea lo que trata de estudiar la mecánica cuántica, es decir, que no te enamoras por la química del cerebro y sus `instintos´ (por cómo es la persona, que es la “piel” falsa de las partículas) como se cree, sino por leyes subatómicas, fuerzas electromagnéticas, radiaciones, fusiones (la epidermis, la piel real de las materia)… Lo que sea que trate de conocer la mecánica cuántica para la explicación de cómo funcionan las cosas desde su base “primera”, las partículas y sus interacciones y la influencia que tienen -por supuesto- en el cerebro, pues este es materia también al igual que dichas partículas, y su manera equivocada de codificar correctamente la realidad ¿Pero qué es la realidad para el gato de Shrodinger, el de la foto? Pues no sé. (¿El pescado?… No me lo digas: la lasaña, tiene que ser eso).

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Pero vamos, que a lo mejor yo me he dejado llevar porque dudo de qué entiendo peor, si la mecánica cuántica o el enamoramiento (¿limerencia?), y no es la relación de la que nos habla Punset. Entender mediante la mecánica cuántica cómo funciona el cerebro, y su posible cuantificación (que no sé lo que es). Que todo funcione como funciona y la relación aparentemente existente entre todas las cosas… No es de extrañar pues que ambos hemisferios del cerebro se comuniquen, es más, no estén `observablemente´ separados, por muy lejos que se extienda el hilo ¿sináptico? que las une. Pero bueno, si te informas por alguien que sepa de mecánica cuántica sería mejor, y claro, si entiende del cerebro mejor que mejor… Y si encima está enamorado… de pocos meses…. buuuahh! Me das una envidia… Tu percepción del mundo, qué digo: ¡del universo entero!, cambiaría para siempre.

Se dice que hay una interacción entre el pensamiento y la realidad y el poder de la mente, la voluntad, al influir en las cosas, la materia. Al parecer tanto si ves como imaginas algo, se activan las mismas áreas del cerebro. Y claro, la gran pregunta es: ¿cuál es la realidad, lo que se percibe o lo que se piensa? (Pero bueno, si lo imaginado es “igualito” que lo percibido, la respuesta es evidente, ¿no?: la mente se ve influenciada por la realidad que observa, vamos que es una fotocopiadora ¿tetradimendional?. Por eso no diferencia lo real de lo imaginario). Y como hay química en el cerebro para todo estímulo de emoción, que es como ver átomos y esas cosas en funcionamiento… y como estas partículas tienen un comportamiento que influye en la materia y el cerebro es materia, la consciencia puede influir en la materia… Pues ya ves, así de fácil se relaciona la mecánica cuántica y el cerebro. Otra cosa es entender lo que se escribe y sacar un conejo de la chistera sin truco. Además está el japonés ¿Emoto? que al escribir diferentes palabras como amor u odio a un vaso de agua, esta presentaba diferentes estructuras en la composición de sus moléculas al analizarla. Si es que si te dicen que te quieren se te quitan todos los males. Una influencia de la consciencia a nivel subatómico de la materia: cerebro y mecánica cuántica unidos para modificar la materia, al menos alguna partícula.»

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A mi entender todo lo que explica Balsa en lenguaje popular, ese que nos gusta a todos, es cierto.  Aunque por otro lado para la cuántica, todo es cierto, también lo que dicen los aterrados científicos al oirnos mezclar lo que a su entender son churras con meninas.  ¡Eso también es cierto!

FUENTE:

Edurdo Punset

FOTOS: Del Blog Marixhe

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