MEDICINA CUANTICA

El Mapa del Alma Según JUNG, de Murray Stein

by on Jul.17, 2009, under General, Psicología, Tributo a los Héroes

Este es uno de los libros que andará siempre conmigo porque me ha hecho entender un porrón sobre la naturaleza humana, sobre mi mismo y el entorno en que nos movemos.  Murray explica que «el trazado del mapa del inmenso mundo interior de la psique humana realizado por Carl Jung y sus seguidores podría semejarse al que hicieron científicos y astrounautas al explorar y cartografiar el universo físico.  Uno de los grandes axiomas que oimos contantemente pero a pesar de su simplicidad o precisamente por ello seguimos sin totalmente captar es «como es arriba, es abajo», queriendo decir ahora y al hilo del comentario de Murray, que llegaremos a las inmensidades mas vastas del universo en la misma medida que descendamos al fondo de nuestro interior y ambas son uno mismo.   Jung elaboró una teoría completa sobre la conciencia y el inconsciente del ser humano, desmembrando al yo, los complejos -esos fascinantes centros de energía psiquica que todos poseemos de forma personal que están preñados de un potente magnetismo que se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo a raíz de incidentes emocionales y que cada vez que algo o alguién los toca saltamos en enorme agitación-, los arquetipos como modelos de conducta que seguimos de forma insconsciente, la sexualidad y el líbido, al anima y animus, el sí mismo y como no!, la sombra.  Para mi, la SOMBRA, es la gran aportación de Carl Jung.  Tanto me gusta, que habrán entradas exclusivas acerca de este concepto.  De momento, unas cuantas frases cogidas del libro…

Jung define el yo de la siguiente manera: «Constituye, en cierto modo, el centro del campo de consciencia; y, en la medida que abarca la personalidad empírica, el yo es el sujeto de todos los actos personales de conciencia». La conciencia es un campo y la personalidad empírica, tal como la define aquí Jung es nuestra personalidad tal como la conocemos y experimentamos. El yo, como «sujeto de todos los actos personales de conciencia» ocupa el centro de ese campo.  El término yo hace referencia a la experiencia que se tiene de uno mismo como centro de un disponer, un desear, un reflexionar y un actuar…»La relación entre un contenido psíquico y el yo constituye el criterio de lo consciente, ya que, para que un contenido sea consciente es necesario que un sujeto se lo presente.  El yo es el «sujeto» en el que se «representan» los contenidos psíquicos.  Es como un espejo.  Más aún, la conexión con el yo es la condición necesaria para que se lo haga consciente, ya sea una emoción, un pensamiento, una percepción o una fantasía.  El yo es una suerte de espejo en el que la psique puede verse a sí misma y así devenir consciente…La consciencia es lo que sabemos, e inconsciente es todo aquello que no sabemos.  «El inconsciente no es simplemente lo desconocido, es mas bien, lo psíquico desconocido…  Simplemente, conciencia es un percatarse, es el estado de estar despierto, de observar y registrar lo que está ocurriendo en el mundo que nos rodea y en el mundo que está dentro de nosotros.  Lo opuesta de la consciencia es un suelo profundo y totalmente carente de sueños, la ausencia total de respuesta y de capacidad de sentir.  Y la ausencia permanente de consciencia en un cuerpo es prácticamente una definición de la muerte…La consciencia es el «factor de vida»; pertennece a los cuerpos vivos.  …La consciencia es como una habitación que contiene y abarca los contenidos psíquicos que temporalmente la llenan.  La consciencia precede al yo, que eventualemente se convierte en su centro.

El yo es un punto focal dentro de la consciencia, ese es su rasgo mas central y tal vez mas permanente…  El yo es responsable de mantener contenidos en la consciencia y puede también eliminar otros al cesar de reflejarlos.  El yo puede «reprimir» contenidos que no le gustan o que se le hacen intolerables, dolorosos o incompatibles con otros contenidos.     También puede recuperar contenidos almacenados en el inconsciente (es decir en el banco de la memoria) siempre y cuando: a) no estén bloqueados por los mecanismos de defensa, tales como la represión, que mantiene los filtros intolerables fuera de su alcance, y b) tengan una conexión asociativa fuerte con el yo, es decir que hayan sido «aprendidos» con suficiente solidez. El yo es como un espejo o un imán que mantiene los contenidos en un punto focal de consciencia.  Pero también dispone y actúa…Fundamentalmente el yo es un centro virtual de consciencia que existe cuando menos desde el momento del nacimiento, es el ojo que ve y siempre ha visto el mundo desde ese punto de vista, desde ese cuerpo, desde esa perspectiva individual. En sí mismo, no es nada, es decir, no es una cosa.  Por lo tanto, es altamente esquivo e inasible.  Hasta se podría negar su existencia.  Sin embargo, siempre está presente.  No es el producto de la crianza, el crecimiento, o el desarrollo.  Es innato. …El yo es el centro de energía que moviliza los contenidos de la conciencia y los ordena según las prioridades.  El yo es el locus de la toma de decisiones y del libre albedrío.  Es un poderoso imán de asociaciones y un agente organizador.  UN yo fuerte es un yo capaz de obtener y movilizar deliberadamente una gran cantidad de contenido consciente.  Un yo débil no puede llevar a cabo mucho trabajo de este tipo y sucumbe más rápidamente a los impulsos y a las reacciones emocionales.  Un yo débil se distrae facilmente y esto trae como consecuencia que la consciencia carezca de foco y de motivación consistente…  El «yo» siente, tal vez ingenuamente que siempre ha existido.  A veces las nociones de vidas anteriores conllevan una sensación de verdad y de realidad.  SI bien muchas características del yo indudablemente se desarrollan y cambian, en particular en lo que se refiere a la cognición, al conocimiento de sí mismo, a la identidad psicosocial, las competencias, etcétera, muy en el fondo del yo es posible intuir una considerable continuidad. Podríamos sentir la tentación de definir el yo como la consciencia que el cuerpo tiene de sí mismo como entidad. volitiv, individual, limitada, y única.  Si a uno le hubieran puesto otro nombre, podríamos argumentar, el yo esencial no seráin diferente de lo que es.  Pero, ¿y si uno tuviese un cuerpo diferente , el yo sería esencialmente otro?  El yo está profundamente arraigado en un cuerpo, mucho mas de lo que está arraigado a una cultura, pero saber cuan profunda es esa concexión es una pregunta que queda abierta al debate.  No obstante, el yo teme profundamente la muerte del cuerpo.  Es un miedo a que la extinción del yo sea la consecuencia de la defunción del cuerpo.  No obstante, el yo no es unicamente somático, sino que lo es tanto o mas psíquico.

En fin, estos conceptos aclaratorios sobre el yo no es mas que el principio de la base de la teoría Junguiana.  Para poder penetrar mucho mas profundamente en el ser que es la totalidad de la persona, se ha de analizar mas aspectos que conforman la parte consiente así como el manantial infinito de la parte inconsciente que Jung magistralmente esbozó.  Para mas adelante.


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