MEDICINA CUANTICA

El Sexo Inverso

by on Sep.01, 2010, under Kultura, Psicología, Tributo a los Héroes

Hablamos del ánima y del ánimus.

Según Jung el hombre es totalmente fiel a su ánima o a la personificación de todas las tendencias psicológicas femeninas en su propia psique. Esto no significa que sea fiel externamente, sino mas bien a la imago interiorizada que depositará en cada mujer como » soporte de proyección». La mujer que tiene dentro.

El ánima no es el alma en el sentido dogmático, no un anima rationalis, que es un concepto filosófico, sino un arquetipo natural que resume satisfactoriamente todas las afirmaciones del inconsciente, de la mente primitiva, de la historia del lenguaje y la religión… Es siempre el elemento a priori en los estados de ánimo, reacciones, impulsos y en cualquier otra cosa espontánea de la vida psíquica [de un hombre]».

El ánima… intensifica, exagera, falsea y mitologiza todas las relaciones emocionales con su trabajo y con otras personas de ambos sexos. Las fantasías y embrollos resultantes son obra suya. Cuando el ánima está fuertemente constelada, debilita el carácter del hombre volviéndolo quisquilloso, irritable, caprichoso, celoso, vanidoso e inadaptado.

El Anima es por tanto un complejo personal como una imagen arquetípica de la mujer en la Psique masculina.

En su manifestación individual, el carácter del ánima de un hombre, por regla general, adopta la forma de la madre. Si comprende que su madre tuvo una influencia negativa sobre él, su ánima se expresará con frecuencia en formas irritables, deprimidas, con incertidumbre, inseguridad y susceptibilidad. El francés llama al aspecto peligroso del ánima una femme fatale. Versiones más moderadas aparecen el ánima sombría personificada en la Reina de la Noche en La Flauta Mágica de Mozart, las sirenas griegas o las Lorelei germanas.

Una manifestación aún más sutil del ánima negativa aparece en ciertos cuentos de hadas en la forma de una princesa que dice a sus pretendientes que le respondan a una serie de acertijos. El ánima en este aspecto envuelve a los hombres en un destructivo juego intelectual. Esos diálogos neuróticos seudointelectuales inhiben al hombre de entrar en contacto directo con la vida. Reflexiona tanto sobre la vida que no puede vivirla y pierde toda su espontaneidad.

Las manifestaciones más frecuentes del ánima toman la forma de fantasías eróticas.

Los hombres pueden ser llevados a nutrir sus fantasías viendo películas o soñando despiertos con materiales pornográficos. Éste es un aspecto crudo y primitivo del ánima que se convierte en forzoso sólo cuando un hombre no cultiva sus relaciones sentimentales.

Es la presencia del ánima la que hace que un hombre se enamore de repente cuando ve a una mujer por primera vez. El hombre tendrá la impresión de haber conocido a esa mujer desde siempre. Las mujeres que son «como hadas» atraen especialmente tales proyecciones del ánima porque los hombres pueden atribuir casi todo a una criatura que es tan fascinantemente indefinida y, por tanto, pueden continuar fantaseando en torno a ella.

Pero el ánima también tiene aspectos positivos. Ella es la causante, por ejemplo, del hecho de que un hombre sea capaz de encontrar a su cónyuge adecuada o, en otros casos, abrirle el camino hacia profundidades interiores más hondas. Al establecer esta recepción, el ánima adopta el papel de guía, o mediadora, ése es el papel de Beatrice en el Paraíso de Dante, y también el de la diosa Isis cuando se le aparece en un sueño a Apuleyo, el famoso autor de El Asno de Oro, con el fin de iniciarle en una vida más elevada y más espiritual.

Existen cuatro etapas en el desarrollo del ánima

La figura de Eva simboliza la primera etapa, a la imágen mas primitiva de las mujeres. ¿Y cuál es esta?… que las mujeres son un instrumento de relaciones instintivas y biólogicas y sirven para tener familia y procrearse.

Este estadio del ánima se corresponde con el arquetipo de la Madre. El hombre inconscientemente busca aquí mujeres que se ajusten con esa idea: mujeres sólidas, cuidadoras, con un instinto materno muy desarrollado, que se encargarán de los quehaceres de la casa y cuidaran de la prole.

Este hombre quiere a su mujer en la casa, alimentando a sus hijos, obediente a ese destino, y no le pide mas complejidades.

El asunto es que aquellos hombres que tienen a su ánima ligada en el nivel Eva o Madre, no permiten que esta se exprese en otras esferas. La sexualidad con esta mujer, que en un comienzo era normal, pronto cuando empiezan a llegar los niños, se va espaciando, y la inconsciente imagen que tiene de su esposa como Madre, le hace de a poco rechazarla sexualmente.

El ejemplo perfecto es la película de Robert De Niro con Billy Crystal, «Analize me», donde Crystal es un psiquiatra que trata a un gangster que está pasando por un cuadro depresivo. Una noche muy tarde de Niro le hace llamar, porque está con una crisis de pánico. Ahí el psiquiatra descubre que De Niro tiene una amante (éste tiene esposa e hijos) y que no se lo había contado. Y el ganster De Niro le dice algo así como: «por supuesto que tengo una amante. ¿Quien si no te imaginas que me va a chupar el pito?  ¿Mi esposa, que con esa boca suya besa a mis hijos?».

Esta ánima hace que el hombre separe familia de sexualidad, y proyecte esto último fuera de su casa. Su mujer es sagrada, es la Madre que dió origen a sus hijos, y a una mujer así no se le toca con esas cochinadas. Para ello están las amantes y las putas, piensa él.

El ánima es un arquetipo, y éstos tiene diferentes formas y expresiones. Quedarse sólo con una forma causa problemas.

La segunda puede verse en Helena de Troya, la mas bella mujer de su tiempo, y cuyo amor de Paris por ella desencadenó la larga guerra entre griegos y troyanos que destruyó a esta cuidad.

Aquí el ánima se liga a lo romántico, e incluye el amor. Se explica a través del arquetipo de La Amante. El hombre proyecta ahora sobre las mujeres el amor, lo estético, las relaciones sexuales. Ya no le interesa una madre que le cuide, sino una amante, un amor que lo transporte a los espacios del deseo y la pasión.

En este nivel se mueven todas la mujeres ligadas a la publicidad, las modelos, las imágenes de la mujer bella y deseada que nos venden, y que subirá al hombre al Paraíso a través de sus besos y sus grandes y turgentes pechos. (¡uy me puse a transpirar!).

Las relaciones son menos seguras y estables que aquella con La Madre, solida por definición. Aquí son inestables, por ende mas apasionadas. ¿Que es la pasión sino el hecho de que el otro no me pertenece y se puede marchar en cualquier momento? Una vez que las personas «se aseguran y atan», la pasión por lo general disminuye.

En el tercer nivel la mujer es sublimada más allá de lo maternal y lo sexual es la Virgen María.  «¿Y hay algo mas que me pueda interesar de una mujer sino es lo maternal y lo sexual?», exclamará un hombre con los ojos desorbitados…

Pues la amistad, las ideas, el compañerismo, el compartir con las mujeres como iguales. María se refiere a la Virgen María, donde lo femenino se desprende de la carne.

Este es un nivel mas sofisticado donde un hombre tiene amigas, y valora , explora y busca en la mujer sus ideas, su pensamiento, sus visiones del mundo. El se alimenta de la diversidad de imágenes y de definiciones de las cosas que lo femenino le propone.  Se corresponde con el arquetipo de La Guerrera, la mujer combativa, de mundo, desarrollada profesionalmente, independiente económicamente, intelectual, sofisticada, que pretende descubrir la verdad y luchar por ella. Conoce el día y la noche, la guerra y la paz.

Típica pregunta de los matinales de la televisión o de Yingo: ¿pueden los hombres ser amigas de las mujeres?…pues si tienen a su ánima en el nivel 1 o 2, definitivamente no. En el 1 le pedirán una cazuela, y en el 2 se le arrojarán encima. Un hombre con su ánima en María, en La Guerrera, si puede tener amigas.

El cuarto tipo lo simboliza Sophía y transciende lo más santo y lo más puro. Se corresponde con La Sacerdotisa o el arquetipo de La Maga, una imagen/idea de la mujer portadora de conocimiento y que pone al hombre en contacto con su alma, con su self.

Jung imaginaba al ánima en su aspecto más positivo como la mediadora entre el hombre y su alma. Ella es la musa inspiradora de los artistas, la Beatriz que persigue Dante en la Divina Comedia a través del infierno, el purgatorio y los cielos.

Sophia completa al hombre, y le permite acceder al sentimiento, al mundo de los simbolos y la intuición, a anotar y seguir sus sueños, a conversar con los seres que habitan en la montaña y las florestas. La mujer es aquí reverenciada, es sagrada, pero al mismo tiempo es animal, carne y naturaleza.

En el desarrollo psíquico del hombre moderno, raramente se alcanza esta etapa.

El ánimus: el hombre interior

La personificación masculina en el inconsciente de la mujer, el ánimus puede ser también una fuerza dura e inexorable aún en una mujer exteriormente muy femenina.

Uno de los temas favoritos que el ánimus repite incesantemente en las meditaciones de las mujeres viene a ser así: «La única cosa que yo deseo en el mundo es amor… y él no me ama» o «En esta situación sólo hay dos posibilidades… y las dos son igual de malas». El ánimus jamás cree en excepciones. Raramente se puede contradecir la opinión del ánimus.

El ánimus está básicamente influido por el padre de la mujer. El padre dota el ánimus de su hija con el matiz especial de convicciones indiscutibles, convicciones que jamás incluyen la realidad personal de la propia mujer tal como es realmente. Esa es la causa de que, algunas veces, el ánimus sea, como el ánima, un demonio de muerte. Considerado mitológicamente, el apuesto extranjero es probablemente una imagen del padre que aparece como rey de la muerte. Pero psicológicamente representa una forma particular del ánimus que atrae a las mujeres alejándolas de todas las relaciones humanas y, en especial, de todos los contactos con hombres auténticos. Personifica al capullo de seda de los pensamientos soñadores, llenos de deseos y de juicios acerca de cómo «deberían ser» las cosas, y separan a la mujer de la realidad de la vida.

El ánimus negativo no aparece sólo como un demonio de la muerte. En los mitos y en los cuentos de hadas desempeña el papel de ladrón y asesino. Un ejemplo es Barba Azul, que mataba secretamente a todas sus mujeres en una cámara oculta. En esta forma, el ánimus personifica todas las reflexiones semiconscientes, frías y destructivas que invaden a una mujer en las horas de la madrugada cuando no ha conseguido realizar cierta obligación sentimental. Entonces, pensamientos calculadores, llenos de malicia e intriga, la llevan a un estado que es capaz de desear la muerte de otros.

Alimentando secretas intenciones destructivas, una mujer puede conducir a su marido, y una madre a sus hijos, a enfermedades, accidentes o, incluso, a la muerte. O puede decidir que sus hijos no lleguen a casarse: una forma de mal, profundamente escondida, que raramente sube a superficie de la mente consciente de la madre. Una anciana simple nos dijo una vez, mientras nos enseñaba un retrato de su hijo, ahogado a los veintisiete años: «Lo prefiero así; es mejor que dárselo a otra mujer».

Al igual que el ánima, el ánimus, también tiene un lado muy positivo y valioso; también puede construir un puente hacia el «si-mismo» mediante su actividad creadora. Si obedece los impulsos del ánimus en este sentido, el ánimo destructivo y atormentador se transformará en una actividad creadora y plena de significado.

La atención consciente que una mujer tiene que conceder al problema de su ánimus probablemente requiere mucho tiempo y acarrea infinidad de sufrimientos. Pero si ella se da cuenta de quién y qué es su ánimus y qué hace con ella, y si ella se enfrenta con esas realidades en vez de dejarse poseer, su ánimus puede convertirse en un compañero interior inapreciable que la dota con las cualidades masculinas de iniciativa, arrojo, objetividad y sabiduría espiritual.

El ánimus muestra también cuatro etapas de desarrollo.

En la primera etapa, el Atleta  es el primer nivel de desarrollo en lo masculino como personificación del poder físico.

Aquí tenemos a lo masculino en su representación de fuerza, poder, virilidad y músculo. Las figuras masculinas con estas cualidades (físicas o de temperamento), son protectores, proveedores, es el hombre que sale de cacería cada mañana y trae el sustento para su familia. Resiste, dirige y ejerce el poder atlético que posee. En la mitología lo encontramos en Hércules, y en la modernidad en el Padre Proveedor, sentado el fin de semana en el almuerzo familiar a la cabecera de la mesa, y pagando todas las cuentas.

Este nivel de ánimus, es básico, pues la mujer asocia a lo masculino con protección, fuerza y papá. Como hemos explicado, el ánimus es inconsciente, y uno lo proyecta generalmente afuera, en las parejas que escoge.

El problema con los papás, es que se transforman con el tiempo en dictadores, y una mujer con esta etapa de ánimus se debilitará al proyectar la acción en el mundo exterior en otro. O sea «quiero un hombre que me cuide, que me provea, y yo me dedico a parir». Ahí los Hércules serán los escogidos para aparearse, pues sostendrán sobre sus fuertes hombros el peso de alimentar a la prole.

Puede darse en mujeres con un instinto materno muy desarrollado mas un ánimus minúsculo, un hombre interno poco elaborado, que es compensado enamorándose de hombres que representan la fuerza, que es el símbolo más básico de lo masculino.

El segundo nivel de desarrollo Jung le llamó Apolo.

La imagen de lo masculino aquí se sofistica. Un hombre que sea papá y que provea no le es suficiente a la mujer. En la figura masculina incluimos ahora el amor y la sensibilidad. Éste ánimus acerca a la mujer a la experiencia del amor romántico, pues estamos frente al Príncipe Azul, al Juanes, al galán, al hombre romántico, al poeta que seduce y transporta a la mujer por los intrincados parajes del amor.

Es común verlo en las fantasías de las mujeres. Ya no importa si provee o no, si quiere tener hijos, si es responsable. Lo importante aquí es que él sea el vehículo del amor, del enamoramiento, de la sexualidad que fusiona corazones.

Entonces ella se fija ahora en hombres atractivos, seductores, sensibles, metrosexuales, bien cuidados, muy diferentes a la figura de papa del desarrollo anterior. Y soy claro en decir que cada mujer no busca lo mismo en los hombres. Mientras una mujer en el estadio 1 buscará proveedores, una mujer con su ánimus en el nivel 2 buscará el amante.

Pero el arquetipo de El Amante, tiene sus bemoles, y adolecen de fuerza, y a pesar de acercar a la mujer a la experiencia del amor, son irresponsables, se arrancan, son infieles, y pueden ser complejos y enrollados al ser «mas sensibles».

«¿Eres tu capaz de llevarme a los brazos del amor romántico? «, le pregunta la mujer con su ánimus en estadio 2 a los hombres.

El tercer nivel del desarrollo del ánimus es lo masculino como Logos, la palabra, la inteligencia, el profesor, la objetividad.

En este nivel son las cualidades de análisis, raciocinio, comunicación, creatividad, la visión y las ideas sobre el mundo, las que predominan en lo masculino.

Se hace hincapié que aunque estos ánimus son en general proyectados afuera y la mujer se casa con ellos, estos viven dentro de ella y sólo necesitan ser descubiertos y explorados para que se expresen.

Es decir: una mujer con ánimus Papá (nivel 1), si trabaja su inconsciente y descubre esto se verá en la necesidad de ella misma desarrollar la fuerza y la capacidad de proteger y proveer. Si conoce y expresa la fuerza de su maculino, no buscará el tipo papá nunca más.

En el nivel 3, la mujer proyecta afuera inconscientemente su ánimus, y busca hombres inteligentes, cultos, con un PhD, un MD, posgrados, diplomados, magíster, títulos, hombres que hablen bien, que tengan tema, que sean guerreros y luchen por sus ideales. La mujer se queda tranquila con este hombre que le explica el mundo, se lo analiza, y se lo describe. Son hombres con una visión de las cosas y que muchas veces luchan por esta visión. Por eso a este nivel se le llama el Profesor, pero también el Guerrero, el luchador idealista.

El problemilla con ellos, es que sus ideales son mas importantes que el amor, y el mundo del conocimiento los aleja del sentimiento. Es el clásico revolucionario que cuando llega a la casa patea al gato, y el intelectual que con sorpresa un día descubre que su hijo Juanito ya tiene 20 años.

Para complicar más el asunto, diré que cualquiera de estos niveles de desarrollo del ánimus, puede tomar diferentes direcciones y tener diferentes consecuencias. Esto no es matemáticas. Una mujer al tener un ánimus en el nivel 3, por ejemplo, tiene varias posibilidades:

a) buscarlo afuera y casarse con Fernando Villegas, o haber sido amante del Che Guevara y de Diego Rivera;

b) desarrollarlo ella misma de manera sana y estudiar y acceder al mundo de las ideas, la palabra, el intelecto;

c) ser poseída, es decir volverse (si el ánimus es negativo) en una super-intelectual, fría, analítica, brillante, que da clases, y que intenta vencer a los hombres y competir con ellos desde la cabeza, y el «yo se mas que tú».

Si se dan cuenta, no hay hasta aqui un nivel de desarrollo del ánimus uno mejor que otro, o el de acá es mas pulento que el de allá. Son y están ahí. Pueden estar sanos o ser neuróticos. Y podemos ora proyectarlos, ora desarrollarlos personalmente, ora ser devorados por ellos.

Finalmente, en una cuarta manifestación, el ánimus es la encarnación del significado. Al último estadio de desarrollo Jung le denominó Hermes (el Mercurio romano), el gran alquimista y transformador, donde lo masculino queda simbolizado aqui como portador del significado. Tenemos al ánimus que eleva e inspira a la mujer. La mujer posee bajo esta representación imágenes del hombre asociadas al desarrollo espiritual, al elevarse, a la búsqueda de significados en la vida, a ver debajo del agua e interpretar los símbolos. Este ánimus funciona como una «musa masculina», que la inspira, y la lleva a escribir, a pintar, a viajar, a explorar el mundo.

Se le llama El Mago, y proyecta a la mujer hacia lo nuevo, lo desconocido, a traspasar límites, en busca de la aventura de la vida.

Tambien como expliqué antes la mujer tiene tres posibilidades: lo puede proyectar y casarse con Deepak Chopra, o con un hippie setentero; o ser poseída por éste arquetipo y creerse Lara Croft o la Janis Joplin; o en el mejor y mas saludable de los casos conocerlo y desarrollarlo logrando que él la llene de motivaciones, insights, creatividad y juego.

Estas etapas de desarrollo del ánimus, son teóricas pero de gran utilidad práctica pues es posible encontrar una clara afinidad en cada mujer por uno de estos 4 arquetipos: el Papá, el Amante, el Guerrero y el Mago.

Mientras mas ricas y complejas sean las imágenes de lo masculino en una mujer, menos amarrada a una sola de estas figuras de lo masculino se sentirá. Por eso es importante hincarle el diente en las mujeres al padre biográfico, porque el va a corresponder a uno de esos 4 arquetipos, y éste puede «poseerla» y/o llevarla a una mala elección en el mundo de la pareja.

Ustedes se preguntarán ahora, ¿y habrá hombres que posean de los cuatro atributos?… ¿que conozcan del arquetipo del padre, tanto como del amante, del mago y del guerrero?

La mujer tiene que encontrar el atrevimiento y la interior amplitud mental para dudar de la santidad de sus convicciones. Sólo entonces será capaz de aceptar las sugerencias del inconsciente, en especial cuando contradicen las opiniones de su ánimus. Sólo entonces llegarán hasta ella las manifestaciones de su «si-misma» y podrá entender conscientemente su significado.

El «sí-mismo»: Símbolos de totalidad

Si una persona ha forcejeado seriamente y el tiempo suficiente con el problema del ánima o del ánimus hasta que ya no se sienta parcialmente identificado con él, el inconsciente cambia otra vez su carácter dominante y aparece en una nueva forma simbólica que representa al «sí-mismo», el núcleo más intimo de la psique. En los sueños de una mujer este centro está generalmente personificado como una figura femenina superior: sacerdotisa, madre tierra o diosa de la naturaleza o del amor.  En el caso del hombre, se manifiesta como iniciador y guardián, anciano sabio, espíritu de la naturaleza, etc…

FUENTES: 

http://blogs.myspace.com/index.cfm?fuseaction=blog.view&friendId=297578616&blogId=502057384#ixzz0yCxWFdPK
http://www.manualparadespabilarse.com/2010/06/el-anima-2-sus-niveles-de-desarrollo.html
http://www.manualparadespabilarse.com/2010/05/el-animus-4-sus-niveles-de-desarrollo.html
http://www.worldlingo.com/ma/enwiki/es/Anima_and_animus

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