MEDICINA CUANTICA

Una historia de Navidad…

by on Dic.21, 2010, under La Conciencia, Sincronicidad, SOLIDARIDAD

O cuando el amor supera todas las barreras.

«Entré deprisa a los almacenes de mi ciudad para hacer unas compras navideñas de último minuto. Mire toda a la gente y regañé entre dientes. Estaría allí para siempre… Y tenia muchísimo que hacer. La Navidad se había convertido ya casi en una molestia. Yo preferiría dormir, hasta que pasara la Navidad. Me fui lo más pronto posible entre toda la gente, y me dirigí al departamento de juguetes.

Estando allí, otra vez más, me encontré murmurando para mí misma sobre los precios de aquellos juguetes y me puse a pensar que si mis nietos los apreciarían o si iban a jugar con ellos. De pronto, me encontré en la sección de muñecas. En una esquina, me encontré un niñito, como de 5 años, sosteniendo una preciosa muñeca. Estaba tocándole el cabello y la sostenía muy tiernamente. No me pude aguantar; me quedé mirándolo fijamente y preguntándome para quién sería la muñeca que sostenía, cuando de pronto se le acercó una mujer, a la cual el llamo tía. El niño le preguntó: «¿Estás segura que no tengo dinero suficiente?» Y la mujer le contestó, con un tono impaciente: «Tú sabes que no tienes suficiente dinero para comprarla.»

Su tía le dijo al niño que no se moviera de allí, que ella tenía que comprar otras cosas y regresaría en pocos minutos. Y luego se retiró de allí.

El niño continuó abrazando la muñeca.

Después de un ratito, le pregunté que para quien era la muñeca. Me contestó, «es la muñeca que tanto ansió mi hermanita para Navidad. Ella estaba segurísima que Santa Claus se la regalaría.»

Le dije que quizás Santa Claus se la llevaría y él me contestó, «No, Santa no puede ir a donde esta mi hermana…tengo que darle la muñeca a mi Mama para que se la lleve.»

Le pregunté que donde estaba su hermanita. Me miro con sus ojos llenos de tristeza y me dijo, «ella se ha ido a estar con Jesús.» Mi papá dice que Mamá tendrá que irse para estar con ella.

Mi corazón casi paró de latir. Luego me volvió a mirar el niño y me dijo «le dije a mi papá que le dijera a mi mamá que no se fuera todavía. Que esperara hasta que volviera yo de la tienda.»

Luego me preguntó que si quería yo ver su fotografía. Le dije que me encantaría. Sacó unas fotos que se había hecho frente a la tienda.

Me dijo «Quiero que mi Mamá se lleve estas fotos para que nunca me olvide.» Yo quiero tanto a mi Mamá, y quisiera que no tuviera que dejarme, pero Papá dice que necesita estar con mi hermanita.»
Miré que el niño agachó su cabeza y se puso muy callado.

Mientras el no miraba, metí mi mano en mi bolso y tomé un puño de billetes. Le pregunté al niño, «¿Contamos de nuevo el dinero?» Se puso muy contento y me respondió que sí. Que él sabía que tenía que ser suficiente.

Metí mi dinero entre el de él y lo comenzamos a contar. Era lo suficiente para la muñeca. Suavemente dijo «Gracias Jesús, por darme suficiente dinero.» Entonces el niño me dijo, «Le pedí a Jesús que me diera suficiente dinero para comprar esta muñeca, para que Mamá se la pueda llevar a mi hermanita.» Y Él escuchó mi oración.

Quería pedirle para comprarle una rosa blanca a mi Mamá, pero no se lo pedí. Pero Él me dio lo suficiente para comprar la muñeca y la rosa para mi Mamá. A ella le encantan las rosas blancas, muchísimo.»

En unos momentos regreso la tía y yo me fui. No podía dejar de pensar en el niño mientras terminaba de hacer mis compras. Ya tenía yo una actitud y sentimiento totalmente diferente que cuando comencé.

Estaba recordando algo que había leído en el periódico unos días antes sobre un conductor ebrio que había chocado contra un coche, matando a una niña y la mamá estaba en condición muy crítica. La familia estaba tratando de decidir si quitarle la vida artificial. Pero seguramente, este niño no podría ser parte de ese relato. Dos días después, leí la noticia que la familia había decidido desconectar la vida artificial.

Más tarde ese día, no me pude resistir y fui y compré unas rosas blancas y los llevé a la funeraria en donde estaba la joven mujer. Y allí estaba ella con una linda rosa blanca, la hermosa muñeca y la foto del niño de la tienda. Me fui de allí llorando, mi vida cambió para siempre.»

Esta historia es un buen ejemplo de cuando el AMOR sobrepasa todos los límites.

FUENTE: http://www.micoach.es/coach/Cuento-para-reflexionar—La-muneca-y-la-rosa.html

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