MEDICINA CUANTICA

¿Escuchan los monos el soniquete de los plátanos en las alturas?

by on Feb.22, 2011, under Bloguero Destacado, Coaching, Dimensionalidad, Los Campos Energéticos, PNL, Psicología

Me gusta mucho el trabajo que he visto en el blog de Javier Malonda, coach especializado en la PNL -programación neurolinguística-. Lo he descubierto porque estoy ahora interesada en la capacidad de las palabras como potentes nexos de creación de la realidad. En general subestimamos el poder del «verbo» por muy bíblico que suene esta misma frase y sin embargo empiezo a ver -¡se encendió la bombilla!-que el uso y la transmisión de la palabra ordenan posiblemente la densidad que conforma la realidad que percibimos alrededor. Y es ahí cuando recurro al trabajo de Javier. Incluyo un par de entradas para introducirlo en Medicina Cuántica. La primera se corresponde con su entrada más popular.

LA PARADOJA DE LOS MONOS Y LOS PLÁTANOS

Para ilustrar la necesidad de preguntarse el por qué de las cosas, la necesidad de cuestionarse lo establecido, la necesidad de conocer las propias creencias y desafiarlas regularmente, contaré hoy la paradoja de los monos y los plátanos.

En un experimento se metieron cinco monos en una habitación. En el centro de la misma ubicaron una escalera, y en lo alto, unos plátanos. Cuando uno de los monos ascendía por la escalera para acceder a los plátanos, los experimentadores rociaban al resto de monos con un chorro de agua fría. Al cabo de un tiempo, los monos asimilaron la conexión entre el uso de la escalera y el chorro de agua fría, de modo que cuando uno de ellos se aventuraba a ascender un busca de un plátano, el resto de monos se lo impedían con violencia. Al final, e incluso ante la tentación del alimento, ningún mono se atrevía a subir por la escalera.

En ese momento, los experimentadores extrajeron uno de los cinco monos iniciales e introdujeron uno nuevo en la habitación.

El mono nuevo, naturalmente, trepó por la escalera en busca de los plátanos. En cuanto los demás observaron sus intenciones, se abalanzaron sobre él y lo bajaron a golpes antes de que el chorro de agua fría hiciera su aparición. Después de repetirse la experiencia varias veces, al final el nuevo mono comprendió que era mejor para su integridad renunciar a ascender por la escalera.

Los experimentadores sustituyeron otra vez a uno de los monos del grupo inicial. El primer mono sustituido participó con especial interés en las palizas al nuevo mono trepador.

Posteriormente se repitió el proceso con el tercer, cuarto y quinto mono, hasta que llegó un momento en que todos los monos del experimento inicial habían sido sustituidos.

En ese momento, los experimentadores se encontraron con algo sorprendente. Ninguno de los monos que había en la habitación había recibido nunca el chorro de agua fría. Sin embargo, ninguno se atrevía a trepar para hacerse con los plátanos. Si hubieran podido preguntar a los primates por qué no subían para alcanzar el alimento, probablemente la respuesta hubiera sido esta “No lo sé. Esto siempre ha sido así”.

“Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
>—Albert Einstein

Con el siguiente artículo, el lector se hace una mejor nidea del trabajo que hace Javier Malonda, a pesar de que el artículo no ha sido escrito por él.

OIR Y ESCUCHAR

De la misma manera que la percepción mediante la vista permite varios niveles de profundidad, la percepción mediante el oído también ofrece diferentes niveles de calidad.

Uno puede creer que escuchar es algo sencillo. Sin embargo, prestar verdaderamente atención a alguien y escucharle con atención sin emitir juicios, sin interpretar y sin distorsionar lo que se oye, constituye una experiencia muy profunda.

Podemos distinguir cuatro niveles de escucha:

Oír

Es el nivel más superficial. Al oír registramos las ondas sonoras de la voz del otro. Puedes estar oyendo a alguien y al mismo tiempo estar pensando o haciendo otra cosa. Oír es algo que se puede hacer sin prestar atención, y es algo al alcance de cualquiera que tenga este sentido operativo.

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Escuchar a

El segundo nivel consiste en escuchar a la otra persona, pero con una pregunta en mente: ¿Qué significa esto para mí? Escuchas desde dentro de tu propia experiencia, utilizando la experiencia de esa otra persona para activar tus propios recuerdos. Puede que te esté hablando de una conversación con su pareja y eso te haga pensar en una conversación parecida con la tuya. Se trata del nivel cotidiano de escucha, quizá adecuado para las conversaciones ordinarias pero superficial en comparación con otras posibilidades más profundas.

Escuchar para

Consiste en escuchar buscando algo en lo que la otra persona está diciendo. Tú tienes ya una idea en mente sobre lo que la otra persona te está contando y, en función de eso, tu mente filtra lo que oye y lo distorsiona para que encaje con la idea que estás sosteniendo. Generalmente esta idea viene acompañada de un diálogo interno, lo que hace que, mientras hablas contigo mismo, te estés perdiendo una enorme cantidad de información.

Escucha consciente

La escucha consciente consiste en una escucha profunda que se abstiene de realizar juicios. Uno se mantiene completamente al margen de lo que está escuchando a la vez que reduce al mínimo el diálogo interno. Es en este nivel en el que la intuición puede funcionar de una manera más profunda.

La escucha consciente encuentra tres obstáculos:

Diálogo interno: Si te estás escuchando a ti mismo no estás escuchando a la otra persona. En el extremo, es posible que tu diálogo interno ni siquiera tenga que ver con lo que la otra persona te esté contando (¿Qué haré hoy para comer?). Esta clase de diálogo interno garantiza que estás oyendo pero no estás escuchando. Si el diálogo interno tiene que ver con lo que te están contando, entonces estás “escuchando para”. Deja de hablarte y permite que te hable la otra persona.

Tensión muscular: No es fácil escuchar si estás tenso o nervioso, así que si descubres que tu atención disminuye, relájate. Asegúrate de encontrarte todo lo cómodo que te sea posible, así como de estar respirando continua y relajadamente. Cualquier incomodidad física, por pequeña que sea, es un factor de distracción.

Mirada fija: Tu mente estará más abierta y receptiva si utilizas todo el campo visual, así que suaviza el enfoque y amplía tu visión. Permanece todo el tiempo que puedas con una visión amplia y desenfocada.

Nadie nace sabiendo. Puedes practicar estas habilidades todos los días con todas las personas que encuentres. Poco a poco te irás dando cuenta de que tu calidad de escucha mejora, lo que facilitará que recuerdes más detalles de cada conversación y que seas consciente de detalles más sutiles en cadencias y tonos de voz. Tus interlocutores lo apreciarán, te lo hagan saber o no.

PD: Los conceptos de este artículo están extraídos del libro “Coaching con PNL” de Joseph O’Connor.

FUENTE:

http://www.javiermalonda.com/

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