MEDICINA CUANTICA

La Inteligencia, el Rock & Roll del Cerebro

by on Jul.01, 2011, under ADN, Artículos de Ciencias, Bioenergía, Cuántica, General, Quantum

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Philippe Panchout fue contraportada en el Diario Información el domingo pasado, y dos hechos me llamaron la atención; primero tras más de media vida estudiando el comportamiento del cerebro, al que describe como “una máquina prácticamente perfecta”, llega a la conclusión de que la física cuántica es la base que explica el comportamiento cerebral y segundo, su libro, El Funcionamiento del Cerebro, fue elegido libro del mes en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, a pesar de discrepar con neurólogos, sobre la importancia de la sinapsis. “Llegamos así a la conclusión de que los esquemas y los comportamientos genéticos no dependen de la cantidad de neuronas del ser, y por ende de sus sinapsis, sino de las informaciones contenidas en cada neurona, las cuales tienen que ser idénticas para todas las neuronas de un mismo animal por actuar todas en forma sincronizada.

Plantea algo fascinante: el impacto de la información de los organismos vivos uni y multi celulares –patógenos, por ejemplo-, en nuestro cuerpo, que al estar integrados son responsables de ciertos comportamientos en el cerebro. Y es que para Panchout “dichos impulsos provienen necesariamente de algunas de las fuentes de energía de las células animales, entre las cuales se encuentran las mitocondrias”. Potente.

El libro, un tratado de casi 900 páginas presenta el estudio sobre el almacenamiento y la activación de recuerdos, la definición del consciente, las razones del por qué dormimos, la ubicación del inconsciente, el desarrollo de la inteligencia, por que ocurren las enfermedades mentales y como se pueden curar.

41763_100000789492036_3623_n «Una de las conclusiones que llego es que en cualquier momento de la vida se puede desarrollar la inteligencia. La inteligencia depende de la organización de cerebro. Hay tres cosas que respetar. Una de ellas es tener una alimentación adecuada durante la gestación y seguir una buena dieta a lo largo de la vida. También hay que hacer ejercicio físico y no hablo de competición sino de moverse y oxigenar bien la sangre. Por último es muy importante tener acceso a medios de comunicación, a libros, revistas, Internet… para estimular y aprender.»

Extraigo algunas de sus ideas de una monografía que adelantó como anticipo del libro. Se me ha ocurrido poner en negrita y cursiva las palabras que no solo son argot de la mecánica cuántica sino la base de la tecnología del Quantum SCIO. Es todo cuestión de información pero como veremos eso no solo incluye la información que tenemos en nuestro material genético o incluso de aquello que comemos sino también de la información procedente de los millones de patógenos que pueblan nuestro interior. El problema en términos de enfermedad ocurre cuando la información ya sea de los alimentos que ingerimos o de los virus, hongos o bacterias, no entra en resonancia con nuestra propia información. En el Quantum se traduce en la aparición de estos elementos como factores estresores en el momento actual que hacemos el testaje. Panchout a lo largo de la monografía responde a la inquietante cuestión que todos tenemos en mente: ¿Podemos cambiar la realidad que vivimos?

ES CUESTIÓN DE IMPULSOS ENERGÉTICOS Y ENZIMAS

Al recorrer el tramo correspondiente a su función en la doble cadena de ADN, la enzima especializada va emitiendo impulsos energéticos en función de la lectura de los distintos enlaces de hidrógeno.

Su actividad puede ser también probada merced al uso de los microelectrodos, que pueden permitir la detección de las variaciones de los impulsos energéticos que se producen en el interior de la célula. Dichos impulsos pueden ser medidos por medio del empleo de aparatos de medición de campos magnéticos.

La irregularidad de los agrupamientos de nucleótidos, o mejor dicho de sus distintas clases de enlaces de hidrógeno, origina, muy probablemente, las variaciones de los impulsos energéticos emitidos. Estos, al presentar una gran heterogeneidad, poseen entonces una diversidad de frecuencias que genera la variedad de los movimientos efectuados por los diferentes paquetes de filamentos, al estilo frecuencias de resonancia. En otras palabras, a cada paquete corresponde una frecuencia dada. Así, se originan las diferentes actividades del animal.

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Gracias al estudio de los protozoos, supimos que la memoria de tipo genética, se encuentra grabada en los alineamientos de nucleótidos que forman la doble cadena de ADN, o genoma, que integra el núcleo de estos animales y que la recepción de estímulos iniciadores específicos provoca la emisión de impulsos energéticos, por la actividad de las enzimas que «leen» dicho genoma, que les sirven de respuestas.

Por supuesto, para el protozoo, los estímulos exteriores o su ausencia, o los generados por una situación interna particular, que llamaremos estímulos iniciadores, son los que provocan, interrumpen o modifican el cumplimiento de la función de esta clase de enzima.

La actividad energética interneuronal puede también ser analizada por medio de los aparatos electrónicos modernos adecuados, tipo medidor de diferencial de potencial eléctrico o electromagnético.

Y DE ENLACES DE HIDRÓGENO

Se puede afirmar que, las características neuronales de los seres vivos más evolucionados se enraízan en las capacidades de los más primitivos. Por eso resulta evidente que las razones que encontramos para entender que el asentamiento de la memoria genética, se encuentra en los enlaces de hidrógeno que unen las dos cadenas del genoma de las animales multicelulares elementales, sirven también para definir su misma ubicación en las neuronas de los mamíferos más evolucionados como los seres humanos. El autor insiste en este tema porque lo considera fundamental para el entendimiento del origen del pensamiento humano.

– Cada grupo de actividades genéticas que conforma una, y una sola, actitud determinada corresponde a un comportamiento genético.
– Cada ausencia de comportamiento corresponde al estado de reposo, aunque mientras siga vigente se produzcan movimientos mecánicos.
– El total de sus conductas perfectamente sincronizadas y ordenadas entre sí obedece a un esquema de comportamiento.
– Un ciclo de éstos empieza por medio de un estímulo iniciador o por la ausencia de alguno. Puede ser inhibido por otro, aunque el esquema sigue siempre vigente.
– Todas las actividades genéticas que integran los comportamientos y esquemas de comportamientos dependen de datos inscriptos en los genes de estos animales primitivos.
– Finalmente, los impulsos energéticos generadores de actividades se originan en la «lectura«, merced a enzimas específicas, de los enlaces de hidrógenos entre los nucleótidos que integran las dos cadenas que conforman el genoma de las células eucariotas, uniéndolas.

EL GENOMA: NUESTRO SOFWARE

En primer lugar hemos advertido que todas las actividades de estos animales, -las hidras- y en particular de las derivadas de los estímulos iniciadores, están regidas por sus neuronas.

Todos sus comportamientos están inscriptos en el genoma de cada neurona de estos animales. Que éstos son hechos efectuados por la lectura, por parte de una enzima especializada, de los enlaces de hidrógeno entre cada par de nucleótidos. Lo que puede ser corroborado por medio de microinyecciones de anticuerpos que bloqueen la acción de dichas enzimas.

La evolución de las especies animales, sobre la base de mutaciones y procesos de selección natural, no sólo ocasionó una diferenciación celular cada vez más pronunciada y sofisticada, pero además provocó una verdadera especialización entre células de una misma clase.

En todo caso, se puede afirmar que cuanto más amplio son los esquemas de comportamientos genéticos, más extenso es el genoma.

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No tenemos que olvidarnos que todas las capacidades animales y en particular la existencia de los esquemas de comportamientos, se originaron en los primeros seres vivientes y luego se transmitieron, cuando beneficiaba, a sus descendientes. Por eso es, que todas las especies animales que pueblan nuestro planeta tienen exactamente los mismos cuatro tipos de nucleótidos, aunque sus genomas tengan distintas extensiones. Sus particularidades resultaron ser fruto de una larga evolución.

A menudo, este desarrollo implicó una mayor sofisticación. La simple memoria genética de los animales multicelulares se acrecentó y progresó en los animales más evolucionados, hasta dar lugar a la aparición de la memoria de lo aprendido.

El autor insiste sobre el hecho de que nunca nos tenemos que olvidar que los seres humanos somos frutos de una larga evolución y que todas nuestras capacidades cerebrales son perfectamente naturales y provienen de la evolución de las capacidades primordiales de las células primitivas de las cuales descienden. De allí que tenemos que entender el funcionamiento del sistema nervioso humano, no sólo basándonos en sus componentes, pero también en el estudio de las capacidades del conjunto de los seres vivientes que integran la cadena evolutiva que le dio nacimiento.

El hecho de poder realizar comportamientos distintos constituye el factor más significativo para la supervivencia de una especie animal, y se la considera también como un indicio primordial del grado de evolución del ser.

Con respecto a la cantidad de comportamientos genéticos que pueda realizar un animal la pauta más esencial resulta ser la extensión del genoma y no el tamaño del cerebro.

RECEPCIÓN DE DATOS

Previo al análisis del funcionamiento del cerebro humano, es importante considerar que éste se apoya sobre todo en la recepción y el procesamiento de los datos que le mandan las neuronas sensitivas, situadas en las diversas partes del cuerpo de cada ser. Dichas neuronas se ubican en todo el cuerpo del individuo. Pero, las que mayor importancia tienen para establecer el contacto con el medio ambiente son las que están situadas en los órganos que constituyen los distintos sentidos.

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Cada variedad de receptores capta una clase particular de estímulos. Cualquiera que sea la forma bajo la cual se manifiestan, sea calorífica, mecánica, luminosa, etc., son transformados por los receptores en señales energéticas de tipo electro-químico, como lo comprueban las experiencias realizadas sobre este hecho. Por supuesto, estas señales, productos de los efectos generados por los estímulos sobre los receptores pueden ser extremadamente variables en diferencia de potencial, intensidad y frecuencia, por tener orígenes muy diversos, según la clase de receptores que los han captados.

El autor define el término «dato» como el resultante del conjunto de las señales energéticas transmitidas por los axones de todas las neuronas sensitivas, que integran un mismo órgano cumpliendo un papel similar, y emitidas en un solo instante. Cada instante siendo el lapso correspondiente a la transmisión de una sola señal energética por medio de un axón. Lo cual significa que un solo dato puede ser transmitido por medio de muchas neuronas a la vez, tal es el caso de una imagen visual.

Es interesante observar que las neuronas sensitivas no transmiten realmente todos los fenómenos que ocurren en el medio ambiente del individuo. A pesar de que el ojo humano recibe ondas luminosas cuyas frecuencias son iguales o inferiores a la del infrarrojo o iguales o superior a la del ultravioleta, las neuronas sensitivas del sistema óptico transmiten al cerebro nada más que un espectro que va del rojo al violeta, aunque con una gama extendida de tonos diferentes.

El autor insiste en hacer notar que las neuronas sensitivas relacionadas con la visión ocular envían al cerebro únicamente impulsos energéticos bajo la forma de una corriente de energía de tipo electro-químico que recorre los axones de éstas. Lo que significa que el encéfalo no recibe, ni almacena, imágenes luminosas, sino pura y exclusivamente impulsos energéticos de orden electro-químico.
Ya ha sido descubierto que la transmisión de energía al interior de los axones se produce por intermedio de iones positivos de sodio, potasio y calcio.

Es importante notar que la energía recibida por las neuronas receptoras cerebrales puede ser extremadamente variable entre cada instante y cada una con respecto a las otras. Ésta depende de la variación de los estímulos recibidos captados por cada receptor. Dependen en general de las condiciones externas al individuo, que a su vez pueden responder a factores aleatorios.

LA MEMORIA ADQUIRIDA

El problema más importante que se plantea con respecto al lugar y a la forma en la cual se acumulan los datos aprendidos en el cerebro, reside en saber dónde y cómo se almacenan y cuando provienen de un aprendizaje, por parte de los seres humanos. El autor llamará al almacenamiento de estos datos «la memoria adquirida», para distinguirla de la memoria genética.

Resulta evidente que no se puede alterar continuamente el orden de los nucleótidos de las dobles cadenas de ADN, sobre todo porque un hipotético reordenamiento provocaría un verdadero caos genético, que podría ser fatal a la célula, como lo vimos en el capítulo anterior. En consecuencia, al no poder cambiarse dicho orden, la acumulación de datos se tiene que hacer sólo en función de los mismos enlaces de hidrógeno, sin alterar su organización.

MEMORIA Y SU EFECTO EN LA PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD

Cuando un dato recibido se corresponde notablemente con un dato precedentemente inscripto, pero sin ser verdaderamente equivalente, puede aún así ser activado, causando, en el ámbito consciente, una verdadera distorsión de la percepción de la realidad. Por esta razón una persona puede a veces creer ver u oír algo cuando en verdad vio u oyó otra cosa.

Puede ocurrir que un hecho haya sido inscripto con un muy bajo nivel de energía, o con un nivel de distorsión muy elevado. O, que un dato entrante sea excesivamente deformado por encontrarse en un contexto o una circunstancia que lo perturba, con respecto al ya inscripto. En estos casos, la lectura puede no ocurrir; se produce la «falta de memoria». Pero al suceder una lectura equivocada ocurre el fenómeno de la ilusión. Una lectura errada o fallida puede sobrevenir también porque el dato anteriormente inscripto puede haber perdido gran parte de su energía primitiva, debido a los movimientos de energía que se producen naturalmente y constantemente en el interior del núcleo. Dichos movimientos, con el transcurso del tiempo, terminan por trabar la lectura de los datos ya inscriptos. En parte por eso se producen las pérdidas de memoria al envejecer el sujeto.

Debemos tomar en cuenta que, fundamentalmente, el factor iniciador de la lectura de un concepto, puede ser un único dato o un componente de otro concepto entrante. Por eso es que la remembranza de una palabra que incluye el recuerdo de varias clases de datos puede provocar a su vez la evocación de otra, que también puede incluir el recuerdo simultáneo de datos de distintas órdenes.

Además, el factor iniciador de la lectura de un concepto puede no ser su principal componente. Por esta razón un hecho o un objeto anodino pueden a veces provocar el recuerdo de un acontecimiento importante que lo incluyó. Por supuesto cuando un concepto fue anteriormente grabado con un componente dominante, o principal, su posterior recordación hará que dicho componente quede grabado como tal. Es decir que aunque un concepto puede ser leído merced a un factor iniciador que no es su principal componente, al ser así recordado, su componente dominante seguirá siendo el dominante de éste en el momento de la lectura, ya que su nivel energético es superior al de los demás que lo integren. Por eso es que cuando una persona conoce a otra y se convierte en su gran amor y en ese mismo momento escucha una melodía anodina, al escucharla de nuevo, quizás años después, se acordará del encuentro, y aunque se siga acordando numerosas veces este mismo acontecimiento escuchando la melodía en cuestión, el factor dominante del recuerdo seguirá siendo el encuentro en sí. Este hecho, probado por la experiencia, es fundamental para el control de la energía emitida, como lo veremos más adelante.

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CAMBIAR LA REALIDAD QUE VIVES

Por el hecho de que un comportamiento genético pueda ser reemplazado por uno aprendido, el autor deduce que existen comportamientos genéticos que pueden ser desechados, y a veces hasta superados por otros de tipo aprendido o de orden mixto de tal forma que hasta lo aprendido o de orden mixto puede remplazar lo totalmente genético.

La realidad de los hechos permite al autor deducir que una zona primitivamente dedicada a lo genético puede achicarse o desaparecer. En verdad, no es que las neuronas que corresponden a dichas zonas son destruidas, lo que se notaría inmediatamente en un estudio neurológico, sino que son utilizadas para otro u otros propósitos. Por ende, cuando una conducta de orden genética no se emplea y se inscribe un aprendizaje en el total o en parte de la zona cerebral involucrada, correspondiente a dicha zona, éste imposibilita una posterior lectura de tipo genético.

Obviamente, esta capacidad humana de remplazar los comportamientos genéticos por otros aprendidos, permite a los seres humanos efectuar la creación de un gran número de nuevos comportamientos, debido a un aprendizaje adecuado.

FUENTES:

Monografía en la Revista Ciencias sobre el cerebro escrita por él mismo

Entrevista en el Diario Información

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