MEDICINA CUANTICA

La Información y la Corona

by on Oct.06, 2011, under chakras, La Ciencia, La Información, Los Campos Energéticos

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Desde siempre se ha sabido la importancia de la información, o la mera captación de datos.  Si contemplamos el cuerpo humano como un sistema energético, ha de haber un centro o campo dentro del ser humano que recoja la influencia de la información.   Según la experta en chakras, Anodea Judith, la información pertenece al ámbito del séptimo y último chakra, el corona. Hay que recordar que los chakras superiores, -el quinto, sexto y séptimo- rigen aspectos no materiales.

El chakra corona nos conecta con la inteligencia divina y la fuente de toda manifestación. En concreto este es el chakra del pensamiento, el conocimiento, el entendimiento, la inmanencia, la trascendencia, la meditación, la información y la Conciencia. El fragmento siguiente, extraído de su libro Nueva Guía de los Chakras, versa sobre la información e incluye estudios de los campos morfogenéticos del Dr. Rupert Sheldrake. Parte de la información que comenta me recuerda a como Nassim Haramein explica el campo unificado y el proceso de sincronicidad que se da al interactuar con el vacío que contiene todas las frecuencias compuestas por pensamientos, emociones, deseos, intuiciones. etc

“Mediante la experiencia, cada uno construye en su mente una MATRIZ PERSONAL de información. Desde el primer atisbo del rostro de la madre, hasta la tesis doctoral y más allá, pasamos la vida tratando de introducir un sentido, una ordenación de cuanto nos rodea. Cada partícula de formación que recibimos se incorpora en esa matriz y la hace cada vez más compleja. Y según va adquiriendo complejidad tiende a “reorganizarse” periódicamente a sí misma, buscando niveles superiores del orden que ayuden a simplificar el sistema. Lo complicado cae por la base y se produce la reestructuración y con ella una utilización más eficiente de la energía.

Es la conocida reacción “ajá”, la pequeña iluminación que ocurre cada vez que alguna pieza encaja en su lugar permitiéndonos aprender una nueva realidad. La iluminación es el progresivo entendimiento de una totalidad todavía más grande. En nuestro paradigma holográfico, cada aporte de nueva información mejora la nitidez de la imagen principal.

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Nuestros sistemas de estructuras matriciales se crean a partir del sentido que extraemos de la experiencia y luego se convierten en sistemas personales de creencias y en propios ordenadores de nuestra vida.

Somos parte de ese orden y organizamos todo lo que hallamos con arreglo a esa matriz ya que se tiende a que la experiencia interior sea coherente con la externa. Si mi sistema de creencias dice, por ejemplo, que las mujeres son seres inferiores, entonces yo lo manifestaré en todos mis actos, incluyendo el de buscar a otros que compartan ese criterio aunque sea de forma velada. Si estoy convencida de que hoy es mi día de suerte, será más probable que tienda a manifestarme hoy en sentido positivo.

Nuestros sistemas de creencias se componen de partículas de significado que hemos ido derivando de nuestra experiencia. Si fracasamos reiteradamente y nos persuadimos de que eso significa que somos estúpidos, andando el tiempo generaremos la convicción de nuestra propia estupidez. Estos sistemas de creencias construyen la matriz hacia donde se canalizan todas las demás informaciones. Si yo te digo algo acerca de ti, tú comparas esa información con tu base de datos y la añades a tu sistema de creencias; a lo mejor dirás: ¡Nunca hago nada bien! O quizá ¡Nunca digo nada que te parezca bien!. Eso es una creencia que resulta de la interpretación que tú has hecho. Otra persona dotada de otro sistema de creencias distinto quizás habría derivado en otros significado completamente distinto de la misma frase.

La investigación parapsicológica, los experimentos de regresión a vidas pasadas y otros estudios biológicos han demostrado que ciertas cualidades de la mente existen con independencia del cerebro. En algunos casos de regresión a vidas pasadas, según las apariencias los protagonistas recordaron hechos que luego pudieron demostrarse objetivamente, como describir con exactitud una casa que no habían visto nunca, hablar una lengua extranjera o narrar acontecimientos que luego se documentaron mediante periódicos, cartas particulares o libros. Obviamente y viniendo de un cuerpo/mente totalmente renovado, algunos de estos recuerdos han debido residir fuera del cerebro en algún momento.

Todos estos datos implican la existencia de algún campo de información exterior e independiente de quien lo percibe, lo mismo que las ondas de radio existen independientemente de la presencia del receptor. O como Internet existe con independencia de si tú tienes o no ordenador. El organismo, con su extraordinario sistema nervioso y su capacidad de reacción, es el receptor de esa información lo mismo que el ordenador puede recibir y descargar información del Internet. Ese campo, aunque sea inmaterial en el mundo físico, no deja de constituir un factor causal muy real, lo mismo que el campo magnético invisible hace que unas limaduras de hierro dibujen una figura determinada.

Por eso se suelen llamar planos causales a los planos superiores. Cuando con ellos entramos en contacto con ese campo de información y entramos en los dominios de la causalidad. El biólogo Rupert Sheldrake ha acuñado un término que describe, al menos en parte, el fenómeno: el de <campos morfogenéticos> (de morphe <forma> y génesis <creación>). La teoría de los campos morfogenéticos postula que el universo obedece no tanto a las leyes como a los <hábitos>, entendiendo por tales las pautas creadas por la repetición de los eventos a lo largo del tiempo.

La propia forma de esos hábitos crea un campo en una dimensión, lo cual increment la probabilidad de que otros sucesos se ajusten a esa pauta. Los campos morfogenéticos son característicos de los objetos y de los comportamientos, y es posible que expliquen buena parte de lo que veníamos llamando el instinto. El campo morfogenético para los conejos, pongamos por caso, lo creó el propio número de conejos que existen; de manera que cuando se crea un ser con las características del conejo, recaerá bajo la elevada <probabilidad conejil> creada por ese campo. O dicho de otro modo, si tú entras en una ferretería y pides un objeto con mango que sirva para clavar clavos, la probabilidad de que el dependiente diga <martillo> es muy alta, precisamente porque esos objetos ya existen y se llaman así.

Conejos

Ahora que se han difundido bastante las pistolas de clavar, aumenta la posibilidad de que te sugiera esa herramienta; hace viente años habría sido improbable porque no había tantas. Los campos morfogenéticos pertenecen a esas relaciones entre lo consciente y lo manifiesto que constituyen una especie de calle de doble sentido entre ambos en el mundo tangible, por la repetición y el hábito. Una vez creado, el campo dicta las formas futuras del mundo material. La tendencia a la conformidad varía según la intensidad de ese campo, como dice Sheldrake:

«Un campo nuevo no podría establecerse en presencia de las influencias más poderosas de los hábitos preexistentes. Lo que sí puede ocurrir es que otros campos de niveles más altos integren los hábitos de los niveles inferiores en una nueva síntesis. […] La evolución no se produce cambiando los hábitos básicos, sino tomándolos tal como vienen dados y formando con ellos más y más complejas pautas». Buen ejemplo de ello sería la persona obesa que adelgaza 25 kilos y luego se siente víctima de un insaciable apetito, el cual no desaparece hasta que el volumen ha recuperado su peso anterior. ¿No es llamativo que los obesos se mantengan casi siempre en su peso, pese a periódicas rachas de dietas y régimenes? El campo morfogenético de su cuerpo quiere mantener la forma física acostumbrada. Hay que ir a otro nivel diferente, acostumbrarse a, si se quiere adelgazar con eficacia, porque entonces sí se ha modificado el campo que dicta la morfología del organismo.

Cuando una creencia cuenta con el sustento de un gran número de personas, el campo correspondiente se intensifica, lo cual reduce la posibilidad de que sobrevivan las creencias opuestas. El campo creado por la creencia en la supremacía masculina es un ejemplo de ello, porque ha quedado totalmente incardinado en nuestra cultura durante los muchos milenios de su existencia. Poco a poco, sin embargo y a medida que un número cada vez mayor de mujeres van asumiendo su poder, se genera otro campo que va a permitir cambios de forma en la manifestación de ese sistema de creencias. Mucho tiempo y muchos hombres se van a necesitar, eso sí, para que ese nuevo campo se imponga; a medida que se fortalezca, resultará más fácil para los humano de generaciones futuras la adopción de ese nuevo sistema de creencias.

Los pensamientos son una estructura, exactamente como el organismo, o como una casa. Podrán cambiar un detalle de un momento a otro, pero la matriz estructural general permanece más o menos constante durante un periodo de tiempo dado, sobre todo si la comparte un gran número de mentes. SI queremos cambiar nuestra conciencia tendremos que recurrir a los campos de donde ella deriva y buscar en ella principios ordenadores del nivel superior. Ello es posible desde la Conciencia trascendente. Entonces podremos modificar la matriz individual y sus manifestaciones en el mundo físico. Éste es el proceso de la evolución autoconsciente, posible sólo mediante una visita a la conciencia.”

FUENTE:

Fragmento del libro, «Nueva Guía de los Chakras» de Anodea Judith.  Pinchar para descargar el libro

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